jueves, 17 de febrero de 2011

La figura del guía de atletismo

Para ser guía de un atleta ciego no basta con tener calidad suficiente como para poder llevarle, existen otros muchos factores que hay que tener en cuenta y que, a la larga, son los que hacen posible que las cosas funcionen.

Cada vez hay más atletas de élite que se ofrecen para tan bonita labor y eso es de agradecer por nuestra parte. En el reciente Campeonato del Mundo, celebrado en Christchurch, se ha podido constatar que los atletas ciegos corren muchísimo y son capaces de realizar registros de gran consideración, por eso es muy necesario que haya atletas de alto nivel que se presten a hacer de guías. Si un corredor ciego es capaz de marcarse un registro de quince poco en el 5.000 y de treinta y dos en el 10.000 ¡imaginaos como tiene que ser el atleta que lo lleva! Si el ciego va a tres pelao, su guía tiene que ser capaz de ir a dos cincuenta para tener un margen suficiente.

Un aspecto muy importante a tener en cuenta es que la relación entre guía y atleta no sólo consiste en correr, hay que convivir, es decir, el guía nos tiene que ayudar a elegir la comida, acompañarnos al servicio, recogernos en casa para ir a la pista y echarnos una mano en cualquier cosa no podamos hacer por nosotros mismos. Es cierto que en muchas tareas somos autosuficientes, pero aún no somos supermanes… Además, si no te Llena compartir sufrimientos, alegrías, entrenamientos agónicos y rodajes interminables codo con codo, no es posible.

Esto es atletismo del más alto nivel. Nosotros lo damos todo, como en la élite, nos cuidamos igual, entrenamos al límite de nuestras posibilidades y, al fin y al cabo, el esfuerzo es el mismo aunque los ritmos, lógicamente, no sean igual.

En mi opinión, la cualidad más importante que debe mover a un guía es el ALTRUISMO, si no te mueve ese sentimiento no será posible la comunión entre ambos. Afortunadamente poco a poco las cosas han cambiado y ya existen becas para que los guías tengan una motivación extra para ayudarnos, porque el tiempo que nos dedican es importante y se lo tienen que quitar a sus familias o amigos. Algunos tienen la suerte de poder dedicarse exclusivamente a esto y hacer de ello su trabajo, pero son los menos.

Considero que para que todo el engranaje funcione a la perfección, al guía le debe mover el altruismo, sentir por el atletismo el máximo respeto y haber hecho de él y de sus valores los suyos propios, que le guste compartir el éxito y el fracaso de un amigo, que se emocione cuando él se emocione, porque es gracias a él y a su gesto por lo que se consiguen los éxitos. Un consejo, muy personal, para alguien que se plantee ser guía: hazte amigo del atleta, comparte abrazos, sudor y lágrimas y la recompensa será infinita para ambos.

Tengo grabado en mi recuerdo el gran momento que viví en la cámara de llamadas junto a Oriol, ese chico, ese gran atleta, que de un día para otro se ofreció a llevarme en la final de 5.000 del campeonato del mundo, ante la lesión repentina de mi guía. BUEN CORAZÓN EL DE ESTE MUCHACHO. ESTO ES DE LO QUE OS HABLO. Cuando estábamos esperando para correr la final vimos como el gran Odair y su guía cantaban una especie de samba brasileña, cogiéndose hombro con hombro y entonando esa bella melodía, calmada y realmente plena de felicidad. ¡Impresionante! Grandes amigos, grandes atletas.

Otro día contaré más anécdotas de este tipo que tengo la suerte de vivir con los que comparten esto conmigo.