jueves, 29 de abril de 2010

No pasa nada, volveremos con más ganas

Así definiría yo el viaje que realizamos al Campeonato Interautonómico de Atletismo para Ciegos que se celebró el pasado fin de semana en la localidad de Alama de Murcia.

El sábado por la tarde, salíamos para esa bonita localidad con el objetivo de intentar hacer la marca que nos piden para poder participar en el Campeonato del Mundo de Nueva Zelanda del próximo año. Fue un viaje de muchos kilómetros y con mi amigo Juanan recién salido de trabajar desde las siete de la mañana. A mitad de camino paramos a recoger a Víctor, otro atleta con discapacidad visual de Herencia, cerca de Alcázar de San Juan.

Con las típicas conversaciones entre corredores, el viaje se hizo más llevadero y poco a poco se fue creando ese ambiente tan agradable para nosotros. Llegamos alrededor de las nueve y media de la noche y nos fuimos directamente a cenar. Allí nos esperaban nuestros compañeros David Casinos, Abel Ávila, Pepa, Bego y el seleccionador, entre otros.

La carrera de 5.000 m. comenzaba a las once de la mañana. Hacía algo de calor y muy poco viento, aunque se notaba bastante en contrameta. Teníamos una concentración de motos Harley Davidson justo al lado del estadio y aún recuerdo el increíble olor de esa pancetita que estaban haciendo al paso del dos mil. No sé si esto tuvo algo que ver al final…

Corría el gran Abel Ávila (B2) y por supuesto que los únicos momentos en los que era posible correr junto a él eran el calentamiento y el pistoletazo de salida. Todos los corredores del 5.000 eran B2, excepto otro compañero y yo que corríamos como B1 (ciegos totales). La carrera salió bastante fuerte en el primer mil, eso nos venía bien pues teníamos pensado ese ritmo desde el inicio. Todo parecía ir sobre ruedas y es que estábamos muy fuertes.

Antes de llegar al tres mil, Juanan empezó a tener problemas de estómago, aguantó todo lo que pudo, incluso nos pusimos los segundos en carrera, aunque eso era lo de menos, nosotros íbamos a por marca. Finalmente, tuvimos que retirarnos y se nos quedó una sensación agridulce porque sabíamos que teníamos nuestro objetivo al alcance de la mano y no pudo ser.

NO PASA NADA, son gajes del oficio. Lo más importante es que no fue ninguna lesión y que tenemos muchas carreras todavía para intentarlo.

Juanan es una de esas personas especiales que uno tiene la suerte de conocer a lo largo de la vida y aunque sé que le dolió mucho tener que abandonar, él sabe que en esta historia estamos los dos y somos uno. Y somos luchadores por lo que este contratiempo lo único que va a hacer es darnos más fuerza para en el siguiente campeonato “comernos la pista”.

Vuelvo a aprovechar este espacio para agradeceros a todos vuestros ánimos y confianza.