Ayer fui a la pista de atletismo, me acompañó una amiga para hacer una sesión de estiramientos. Hacía tiempo que no la visitaba, pero ahí, como siempre, con sus interminables 400 metros unas veces de sufrimiento, otras de gloria. Estaba tranquila, no había nadie solo nosotros, el sol me decía con sus rayos que el otoño está próximo, la brisa era agradable y aún se escuchaban los cánticos de los gorriones que habitan la zona junto al río. Me permití el lujo de pasear descalzo por el cuidado césped y sentí su agradable tacto tocando mis pies. ¡Fue fantástico! Una tarde de lujo, de recuerdos y de esperanzas. Me dieron ganas de lanzarme a correr, un simple trote por el césped hubiese bastado para quitarme el mono porque llevo corriendo en cinta desde julio y aún me queda para hacerlo con mi guía.
De todas formas, lo importante es que no estoy lesionado y parece que aún aguanto y mantengo la motivación. Estoy cogiendo un estado de forma muy bueno y buscando un pico para en enero realizar una buena marca que permita coger confianza y, al mismo tiempo, empezar a progresar en la distancia elegida para Londres. Ya tenía que estar corriendo carreras populares para ir cogiendo sensaciones y ver por donde andamos, pero esto es lo que hay y, de momento, debemos seguir con la cinta, la elíptica y ahora los paseos por el césped de los 400 metros.
Mientras escribo estas líneas, me acabo de enterar de una magnífica noticia: dos récords del mundo en el Maratón de Carpi para dos de mis compañeros de la selección nacional de Atletismo. Por cortesía empezaré por el de Mª Carmen Paredes (3h00’16’’) que ha bajado la anterior marca mundial, nada más y nada menos que en media hora. ¡Ahí está!, sin perder la motivación, creyendo en sus posibilidades y dándolo todo, aún sabiendo que no tiene prueba en los Juegos de Londres. Esto es toda una reivindicación para que se tenga en cuenta que sí hay mujeres ciegas que luchan con la distancia. Es verdad que no son muchas, pero claro, tampoco veo que se las motive o que tengan apoyo en cuanto a que algún día puedan ser paralímpicas. ¡Bravo Mª Carmen!, por este gesto tan valioso para el deporte femenino internacional.
Por otro lado, el gran Alberto Suárez (2h25’01’’), ¡impresionante!, dos maratones seguidos en los que bate dos récords mundiales y encima propios. Toda la carrera en solitario, demostrando saber medirse, sufrir, luchar y creer en sí mismo durante todos esos kilómetros en los que nos pasan por la cabeza infinidad de pensamientos y vivencias a cual más dispar. ¡Qué entereza la tuya Alberto y qué grande eres!
Enhorabuena a los dos.
También quiero hacer mención a otro gran maratoniano y compañero: Manuel Garnica, luchador incansable que obtuvo una marca nada despreciable (2h45’52’’) por cualquier persona que sepa lo que es correr un maratón. Manuel, en tus piernas y en tus sensaciones quedan esos kilómetros que a buen seguro te servirán de entreno no sólo físico si no mental para afrontar con mas sabiduría tus próximas carreras.
Felicidades para todos. ¡Campeones!
martes, 11 de octubre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
Gestos y días felices
Hoy ha sido un bonito día. Se corría la Media Maratón de Talavera, mi ciudad, y cientos de corredores tomaban la salida, cada uno con su ilusión particular. Día ventoso y no muy agradable, pero con bastante expectación. Yo no corría, aunque sí lo hacía muchos amigos y para mí la ilusión era verlos conseguir sus objetivos.
Por un lado, los hermanos Núñez, Javi y Antonio, que están muy fuertes y así lo demostraron entrando en primer y segundo lugar con poco más de 1:06:20 Javi y algo menos Antonio. Vanesa Veiga intentó batir el record de la prueba, pero la semana pasada tuvo fiebre y esto hizo que se desbaratasen sus planes. Aún así, fue la primera en cruzar la meta en chicas. Buena carrera también de Pedro Santos y Paco Navidul.
Por el contrario, mal día para David Rodríguez, mi entrenador, que se tuvo que retirar por una fuerte contractura a pocos kilómetros de la salida. También día malo para Araujo, gran corredor de esta ciudad que hoy no encontró sus mejores sensaciones y tubo que abandonar a mitad de la prueba. Otro día será, campeón. Muchos amigos más disfrutaron en las calles y consiguieron sus objetivos.
Me gustaría destacar el gesto de Manuel Tornero, corredor catalán que está realizando una bonita labor y es que se ha empeñado en que este, el Día de Reyes, no le falte un regalo a cada niño que esté hospitalizado. Para ello, ha hecho unas camisetas solidarias y las va vendiendo por las carreras populares de toda España. Todo el dinero que consiga irá destinado a hacer realidad este bonito proyecto que estoy seguro que encontrará, en los corredores populares, el apoyo y la colaboración del más alto nivel.
Ya es la segunda o tercera ocasión que pierdo la oportunidad de correr en mi ciudad. Estoy deseando hacerlo, pero las circunstancias me lo impiden cada año. Mi guía lesionado, de todas formas yo me estoy poniendo muy fuerte, tengo la cinta de correr que hecha humo, nunca la he puesto a tanta velocidad.
La cinta está colocada en el balcón de mi casa que da a una placita donde hay un supermercado y justo enfrente, a unos cincuenta metros, hay otro bloque de viviendas. Cuando entreno, siempre lo hago con los cascos del Iphone puestos por dos motivos: uno, para motivarme con la música; y otro, por que me da vergüenza salir al balcón. Cada vez noto que más gente se asoma a las ventanas, los niños dejan de jugar en el parque por unos momentos y miran hacia arriba, algunos vecinos de enfrente salen a comer al balcón y yo creo que dirán: “¡este tío está loco!, o algo así. El caso es que no se ríen de mí, pienso que tal vez se motivan viendo el esfuerzo que hago a diario porque si no, no es normal. Son siempre los mismos vecinos y se pasan todo el tiempo el entreno ahí mirando. En alguna ocasión viene y me lo cuenta mi mujer que observa desde otra habitación el panorama. Ya lo tengo asumido, pero al principio me moría de vergüenza y, en alguna ocasión, me esperaba a la noche. La verdad es que debe ser un espectáculo ver a un ciego poner la cinta a 24 km por hora para las diagonales o verlo hacer los cuatrocientos a 1:04.
Creo que estoy empezando a correr rápido, nunca he sentido mis piernas moverse a tanta velocidad, ni he notado este tipo de fuerza. Poco a poco me voy haciendo al medio fondo, aunque me queda mucho y esto son sólo entrenamientos en cinta que luego hay que refrendar en tierra firme. De momento, lo importante es la sensación y las ganas que le estoy poniendo. Sólo me queda esperar la mejoría de mi guía y poder desarrollar toda esta potencia con él.
Menos de un año para Londres y con todas las esperanzas puestas en nuestro trabajo, espero que vayan dando resultados pronto. Seguiremos trabajando y luchando por mi sueño. Este año olímpico vamos a dar todo lo que tenemos, tanto mis compañeros como yo, para ir a esos Juegos y hacer un buen papel representando los valores que tenemos todos los atletas que formamos la Selección Española Paralímpica de Atletismo. Somos un gran grupo y esto nos da alas para en unos casos superar las lesiones, en otros los bajones cuando no salen las cosas y en muchos otros contar con el apoyo y las felicitaciones de los compañeros cuando las cosas salen bien.
Formamos un buen equipo y aunque estemos separados por muchos kilómetros, cada uno de nosotros sabemos lo que están haciendo los demás para apoyarnos y luchar todos juntos por nuestros objetivo que no es otro que el de traer los máximos metales para nuestro país y dar ejemplo de sacrificio, coraje, voluntad, esfuerzo, superación, amistad, felicidad y orgullo.
Por un lado, los hermanos Núñez, Javi y Antonio, que están muy fuertes y así lo demostraron entrando en primer y segundo lugar con poco más de 1:06:20 Javi y algo menos Antonio. Vanesa Veiga intentó batir el record de la prueba, pero la semana pasada tuvo fiebre y esto hizo que se desbaratasen sus planes. Aún así, fue la primera en cruzar la meta en chicas. Buena carrera también de Pedro Santos y Paco Navidul.
Por el contrario, mal día para David Rodríguez, mi entrenador, que se tuvo que retirar por una fuerte contractura a pocos kilómetros de la salida. También día malo para Araujo, gran corredor de esta ciudad que hoy no encontró sus mejores sensaciones y tubo que abandonar a mitad de la prueba. Otro día será, campeón. Muchos amigos más disfrutaron en las calles y consiguieron sus objetivos.
Me gustaría destacar el gesto de Manuel Tornero, corredor catalán que está realizando una bonita labor y es que se ha empeñado en que este, el Día de Reyes, no le falte un regalo a cada niño que esté hospitalizado. Para ello, ha hecho unas camisetas solidarias y las va vendiendo por las carreras populares de toda España. Todo el dinero que consiga irá destinado a hacer realidad este bonito proyecto que estoy seguro que encontrará, en los corredores populares, el apoyo y la colaboración del más alto nivel.
Ya es la segunda o tercera ocasión que pierdo la oportunidad de correr en mi ciudad. Estoy deseando hacerlo, pero las circunstancias me lo impiden cada año. Mi guía lesionado, de todas formas yo me estoy poniendo muy fuerte, tengo la cinta de correr que hecha humo, nunca la he puesto a tanta velocidad.
La cinta está colocada en el balcón de mi casa que da a una placita donde hay un supermercado y justo enfrente, a unos cincuenta metros, hay otro bloque de viviendas. Cuando entreno, siempre lo hago con los cascos del Iphone puestos por dos motivos: uno, para motivarme con la música; y otro, por que me da vergüenza salir al balcón. Cada vez noto que más gente se asoma a las ventanas, los niños dejan de jugar en el parque por unos momentos y miran hacia arriba, algunos vecinos de enfrente salen a comer al balcón y yo creo que dirán: “¡este tío está loco!, o algo así. El caso es que no se ríen de mí, pienso que tal vez se motivan viendo el esfuerzo que hago a diario porque si no, no es normal. Son siempre los mismos vecinos y se pasan todo el tiempo el entreno ahí mirando. En alguna ocasión viene y me lo cuenta mi mujer que observa desde otra habitación el panorama. Ya lo tengo asumido, pero al principio me moría de vergüenza y, en alguna ocasión, me esperaba a la noche. La verdad es que debe ser un espectáculo ver a un ciego poner la cinta a 24 km por hora para las diagonales o verlo hacer los cuatrocientos a 1:04.
Creo que estoy empezando a correr rápido, nunca he sentido mis piernas moverse a tanta velocidad, ni he notado este tipo de fuerza. Poco a poco me voy haciendo al medio fondo, aunque me queda mucho y esto son sólo entrenamientos en cinta que luego hay que refrendar en tierra firme. De momento, lo importante es la sensación y las ganas que le estoy poniendo. Sólo me queda esperar la mejoría de mi guía y poder desarrollar toda esta potencia con él.
Menos de un año para Londres y con todas las esperanzas puestas en nuestro trabajo, espero que vayan dando resultados pronto. Seguiremos trabajando y luchando por mi sueño. Este año olímpico vamos a dar todo lo que tenemos, tanto mis compañeros como yo, para ir a esos Juegos y hacer un buen papel representando los valores que tenemos todos los atletas que formamos la Selección Española Paralímpica de Atletismo. Somos un gran grupo y esto nos da alas para en unos casos superar las lesiones, en otros los bajones cuando no salen las cosas y en muchos otros contar con el apoyo y las felicitaciones de los compañeros cuando las cosas salen bien.
Formamos un buen equipo y aunque estemos separados por muchos kilómetros, cada uno de nosotros sabemos lo que están haciendo los demás para apoyarnos y luchar todos juntos por nuestros objetivo que no es otro que el de traer los máximos metales para nuestro país y dar ejemplo de sacrificio, coraje, voluntad, esfuerzo, superación, amistad, felicidad y orgullo.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Mi máquina y yo
Desde que me tomé mis merecidas vacaciones allá por el mes de julio, no he vuelto a correr en el exterior debido a una lesión de mi amigo Fernando.
Agosto ha sido un mes muy intenso debido a unos cursos intensivos que me llevaron a seguir un ritmo de vida algo estresante, con muy pocas horas para el sueño reparador que se ha de tener para rendir. No obstante, los resultados han sido de lo más gratificantes. Aunque me pasaba casi todo el día estudiando, conseguía sacar dos o tres horas para entrenar en un gimnasio de Toledo. Poco a poco me fui cargando las cintas de correr hasta que me quedé con la elíptica, menos mal que sólo era para un mes y fui planteando los entrenos como pude.
Ahora ya estoy en mi casa, con mi súper cinta de correr y mi buenísima elíptica, ¡esto ya es otra cosa! La cinta que tengo coge una velocidad de 24 km/h y ahí sí se pueden hacer buenas series, cuestas, tiradas a ritmo medio y prácticamente lo que quieras.
Llevo una semana y media de entrenamiento en condiciones y parece que estoy bastante fuerte, en gran medida gracias a los ejercicios de fuerza que hice los meses anteriores. No es lo mismo correr en cinta que en el exterior pues la pisada, al fin y al cabo, se acompaña por el deslizamiento de la banda que es impulsada por un motor. Sin embargo, tiene otro tipo de beneficios, como por ejemplo, el entrenamiento mental. Es muy duro correr sin sentir el aire del exterior dándote en la cara, tu paisaje no varía, normalmente es una pared delante de ti, algo con lo que yo juego con ventaja, pues al ser ciego me imagino infinidad de recorridos en mis tiradas o, si se trata de series, tengo medida en mi cabeza la pista de atletismo y dependiendo del ritmo al que ponga la máquina sé exactamente por dónde iría en la pista y cuanto me queda para llegar.
Las sesiones de cinta suelen ser de entre una hora y hora y veinte. Ahora, como me pasé al medio fondo, no es necesario más. Acompaño mis sesiones con todo tipo de música que me preparo a conciencia pues si no, no hay quien aguante en la máquina. Es muy importante hidratarse, aún más cuando realizas sesiones de cinta o de elíptica pues se pierden muchas más sales minerales y el desgaste es mayor. Yo lo noto rápido en la piel, especialmente en la cara que al traspirar más y al ser sudor salado, se me irrita muchísimo la piel hasta crear heridas.
Otro hándicap es que siempre he de ir con un lado del cuerpo bloqueado pues no me puedo soltar, de tal manera que lo que hago es cambiar constantemente de agarre derecha-izquierda, izquierda-derecha y así compenso la biomecánica lo mejor que puedo. Los botones también hay que manejarlos para cambiar el ritmo y además uso dos cronómetros. Suelo empezar rodando a cuatro el kilómetro y luego lo que pone en la papela: si toca ritmo medio, pues a cambiar a tres veinte, tres treinta o lo que ponga. Si son series, pues se hacen progresiones y a por ellas. En fin, que todo es adaptarse. Nunca sabrás del todo como estás hasta que corras en el exterior o te metas en una pista, pero sí te vale para no perder la forma o para empezar a cogerla.
Estos son mis días de entrenamiento hasta que pueda seguir con mi guía. Tengo ganas de competir ya alguna carrera popular y de volver a los caminos y a la fantástica pista de Toledo. Ganas de respirar el otoño que nos llega, ¡me encanta! Esta estación y la primavera son ideales para correr, para disfrutar del campo y de sus transformaciones, para oxigenarte e ir tomando conciencia del nuevo año que se avecina. Un año tremendamente ilusionante: año Olímpico, el sueño de mi vida (no puedo evitar que se me ponga una sonrisa en la cara al pensar en esto). Un año duro en el que hay que hacer buenas marcas y dar ese paso que me falta para conseguir estar ahí luchando por las medallas. Lo voy a dar todo y pienso disfrutar de cada día hasta el día de la final.
Ruego a quien me conozca que si observa que en este periodo de tiempo que me falta no estoy ilusionado y con ganas, me recuerde que es lo que me mueve para conseguir mi sueño: disfrutar, disfrutar y disfrutar de este regalo que me ha dado Dios.
Queda un año maravilloso y hay que aprovecharlo al máximo.
Agosto ha sido un mes muy intenso debido a unos cursos intensivos que me llevaron a seguir un ritmo de vida algo estresante, con muy pocas horas para el sueño reparador que se ha de tener para rendir. No obstante, los resultados han sido de lo más gratificantes. Aunque me pasaba casi todo el día estudiando, conseguía sacar dos o tres horas para entrenar en un gimnasio de Toledo. Poco a poco me fui cargando las cintas de correr hasta que me quedé con la elíptica, menos mal que sólo era para un mes y fui planteando los entrenos como pude.
Ahora ya estoy en mi casa, con mi súper cinta de correr y mi buenísima elíptica, ¡esto ya es otra cosa! La cinta que tengo coge una velocidad de 24 km/h y ahí sí se pueden hacer buenas series, cuestas, tiradas a ritmo medio y prácticamente lo que quieras.
Llevo una semana y media de entrenamiento en condiciones y parece que estoy bastante fuerte, en gran medida gracias a los ejercicios de fuerza que hice los meses anteriores. No es lo mismo correr en cinta que en el exterior pues la pisada, al fin y al cabo, se acompaña por el deslizamiento de la banda que es impulsada por un motor. Sin embargo, tiene otro tipo de beneficios, como por ejemplo, el entrenamiento mental. Es muy duro correr sin sentir el aire del exterior dándote en la cara, tu paisaje no varía, normalmente es una pared delante de ti, algo con lo que yo juego con ventaja, pues al ser ciego me imagino infinidad de recorridos en mis tiradas o, si se trata de series, tengo medida en mi cabeza la pista de atletismo y dependiendo del ritmo al que ponga la máquina sé exactamente por dónde iría en la pista y cuanto me queda para llegar.
Las sesiones de cinta suelen ser de entre una hora y hora y veinte. Ahora, como me pasé al medio fondo, no es necesario más. Acompaño mis sesiones con todo tipo de música que me preparo a conciencia pues si no, no hay quien aguante en la máquina. Es muy importante hidratarse, aún más cuando realizas sesiones de cinta o de elíptica pues se pierden muchas más sales minerales y el desgaste es mayor. Yo lo noto rápido en la piel, especialmente en la cara que al traspirar más y al ser sudor salado, se me irrita muchísimo la piel hasta crear heridas.
Otro hándicap es que siempre he de ir con un lado del cuerpo bloqueado pues no me puedo soltar, de tal manera que lo que hago es cambiar constantemente de agarre derecha-izquierda, izquierda-derecha y así compenso la biomecánica lo mejor que puedo. Los botones también hay que manejarlos para cambiar el ritmo y además uso dos cronómetros. Suelo empezar rodando a cuatro el kilómetro y luego lo que pone en la papela: si toca ritmo medio, pues a cambiar a tres veinte, tres treinta o lo que ponga. Si son series, pues se hacen progresiones y a por ellas. En fin, que todo es adaptarse. Nunca sabrás del todo como estás hasta que corras en el exterior o te metas en una pista, pero sí te vale para no perder la forma o para empezar a cogerla.
Estos son mis días de entrenamiento hasta que pueda seguir con mi guía. Tengo ganas de competir ya alguna carrera popular y de volver a los caminos y a la fantástica pista de Toledo. Ganas de respirar el otoño que nos llega, ¡me encanta! Esta estación y la primavera son ideales para correr, para disfrutar del campo y de sus transformaciones, para oxigenarte e ir tomando conciencia del nuevo año que se avecina. Un año tremendamente ilusionante: año Olímpico, el sueño de mi vida (no puedo evitar que se me ponga una sonrisa en la cara al pensar en esto). Un año duro en el que hay que hacer buenas marcas y dar ese paso que me falta para conseguir estar ahí luchando por las medallas. Lo voy a dar todo y pienso disfrutar de cada día hasta el día de la final.
Ruego a quien me conozca que si observa que en este periodo de tiempo que me falta no estoy ilusionado y con ganas, me recuerde que es lo que me mueve para conseguir mi sueño: disfrutar, disfrutar y disfrutar de este regalo que me ha dado Dios.
Queda un año maravilloso y hay que aprovecharlo al máximo.
jueves, 8 de septiembre de 2011
El espíritu del vino
Así empieza una de las muchas canciones del famoso grupo Héroes del Silencio. He escogido esta entrada precisamente para hablar de eso: de los HÉROES EN SILENCIO, de mis héroes, en los que me fijo a diario. Son los que, día a día, en silencio, trabajan y se superan sin hacer ruido, sin llamar la atención, si darse importancia, sin quejarse. Siempre con una sonrisa para todo aquel que se cruza con ellos en sus entrenamientos.
Se trata de la familia Rey. El padre entrena a un gran grupo de atletas y le da el nivel que tiene cada uno. Todos se sacrifican en su rutina diaria, cada uno dentro de sus posibilidades, pero con algo en común: lo dan todo, desde el que va a 2:35 hasta el que va a 4 pelao. Es una maravilla asistir a cualquiera de estos entrenamientos en la fantástica pista de Toledo y ver como salen a hacer series escalonadas todos.
Recuerdo, antes de acabar la pasada temporada, cómo el propio Julio Rey tiraba de los juniors calzándose las zapatillas de clavos y a un ritmo tal que eran incapaces de relevarlo. Menudo tres mil se marcaron. Yo estaba en la pista haciendo series con el gran Fernando Rey, eso sí más cortas, y ellos nos servían de referencia y de gran motivación. Un lujo ver a los dos hermanos Rey en tan magna labor: uno ayudando a los juiniors y otro de guía de un de un atleta ciego, ¡realmente espectacular! Yo no andaba muy bien anímicamente por esas fechas, pero amigos, el ejemplo de estas figuras hace que lo des todo en la pista. Otro gesto para añadir al espectacular currículum de Julio Rey es la increíble capacidad que tiene para nuevamente ponerse las zapatillas y pelear con cualquiera que tome la salida. Julio renace desde sus orígenes y yo lo tendría muy presente aún, si le respetan las lesiones.
Fernando Rey, mi guía, es todo pundonor y coraje. Mucho estoy aprendiendo de él y no sólo en términos de Atletismo, sí no en cómo afrontar las cosas cuando vienen mal dadas. Ahora, él está pasando un percance oftalmológico bastante serio y es admirable como lo lleva tanto en el hospital como ahora en su convalecencia. Siempre positivo, sigue animándome sonriente y de buen humor.
Otro gesto más que quiero destacar es el de Vanesa, la mujer de Julio Rey y Campeona de España de Media Maratón: se ha ofrecido varias veces para ayudarme en mis entrenos, pues Fernando debe guardar reposo absoluto.
Gracias Vanesa, de todo corazón Gracias Julio por demostrarme cómo hay que entrenar. Gracias Fernando por haber estado a mi lado en estos meses tan difíciles para mí y por soportar con paciencia mi bajo estado de ánimo, gracias por tu coraje y solidaridad. Gracias a Julio padre por el madrugón que se dio para llevarme a una carrera en Madrid, gracias por tus ánimos en los entrenos. Y gracias a todos los que cada día me encuentro en esa maravillosa pista de Toledo y hacen que saque fuerzas de dónde no hay.
Gracias a mi familia por su gran apoyo y por creer en mí.
Para terminar, quería escribir algo que haga entender un poco mi falta de noticias. He estado buscando ese espíritu necesario para afrontar este año Paralímpico. Mis fuerzas las cojo de estas fuentes que he descrito y de alguna más que no quiero olvidar: la fuerza de mi anterior guía, Juan Antonio Araujo y la inestimable ayuda de mi gran amiga Yolanda sin la que ya hubiese tirado la toalla hace tiempo.
Sólo una cosa más, aunque esté trabajando, entrenando y si puedo estudiando, merece la pena seguir luchando por la gente que cree en ti.
Se trata de la familia Rey. El padre entrena a un gran grupo de atletas y le da el nivel que tiene cada uno. Todos se sacrifican en su rutina diaria, cada uno dentro de sus posibilidades, pero con algo en común: lo dan todo, desde el que va a 2:35 hasta el que va a 4 pelao. Es una maravilla asistir a cualquiera de estos entrenamientos en la fantástica pista de Toledo y ver como salen a hacer series escalonadas todos.
Recuerdo, antes de acabar la pasada temporada, cómo el propio Julio Rey tiraba de los juniors calzándose las zapatillas de clavos y a un ritmo tal que eran incapaces de relevarlo. Menudo tres mil se marcaron. Yo estaba en la pista haciendo series con el gran Fernando Rey, eso sí más cortas, y ellos nos servían de referencia y de gran motivación. Un lujo ver a los dos hermanos Rey en tan magna labor: uno ayudando a los juiniors y otro de guía de un de un atleta ciego, ¡realmente espectacular! Yo no andaba muy bien anímicamente por esas fechas, pero amigos, el ejemplo de estas figuras hace que lo des todo en la pista. Otro gesto para añadir al espectacular currículum de Julio Rey es la increíble capacidad que tiene para nuevamente ponerse las zapatillas y pelear con cualquiera que tome la salida. Julio renace desde sus orígenes y yo lo tendría muy presente aún, si le respetan las lesiones.
Fernando Rey, mi guía, es todo pundonor y coraje. Mucho estoy aprendiendo de él y no sólo en términos de Atletismo, sí no en cómo afrontar las cosas cuando vienen mal dadas. Ahora, él está pasando un percance oftalmológico bastante serio y es admirable como lo lleva tanto en el hospital como ahora en su convalecencia. Siempre positivo, sigue animándome sonriente y de buen humor.
Otro gesto más que quiero destacar es el de Vanesa, la mujer de Julio Rey y Campeona de España de Media Maratón: se ha ofrecido varias veces para ayudarme en mis entrenos, pues Fernando debe guardar reposo absoluto.
Gracias Vanesa, de todo corazón Gracias Julio por demostrarme cómo hay que entrenar. Gracias Fernando por haber estado a mi lado en estos meses tan difíciles para mí y por soportar con paciencia mi bajo estado de ánimo, gracias por tu coraje y solidaridad. Gracias a Julio padre por el madrugón que se dio para llevarme a una carrera en Madrid, gracias por tus ánimos en los entrenos. Y gracias a todos los que cada día me encuentro en esa maravillosa pista de Toledo y hacen que saque fuerzas de dónde no hay.
Gracias a mi familia por su gran apoyo y por creer en mí.
Para terminar, quería escribir algo que haga entender un poco mi falta de noticias. He estado buscando ese espíritu necesario para afrontar este año Paralímpico. Mis fuerzas las cojo de estas fuentes que he descrito y de alguna más que no quiero olvidar: la fuerza de mi anterior guía, Juan Antonio Araujo y la inestimable ayuda de mi gran amiga Yolanda sin la que ya hubiese tirado la toalla hace tiempo.
Sólo una cosa más, aunque esté trabajando, entrenando y si puedo estudiando, merece la pena seguir luchando por la gente que cree en ti.
domingo, 22 de mayo de 2011
Más difícil todavía...
Cuando queda poco más de un año para las Paralimpiadas de Londres 2012, parece que las cosas se ponen cada vez más difíciles. Hasta ahora contaba con la ayuda de mi club para poder seguir dedicándome por completo a lo que es la vida de un deportista de élite, es decir, preocuparme sólo y exclusivamente de entrenar, descansar, cuidarme y competir. Ahora ya no va a ser así.
Mi club cubría mis desplazamientos a las competiciones, los gastos que le generaba a mi guía venir a entrenar a mi ciudad tres o cuatro veces a la semana, lo que suponía unos 160 kilómetros por cada viaje, además del material deportivo que necesitaba. Todas estas ayudas se han acabado, por lo que la situación cambia drásticamente. Para empezar, si quiero seguir entrenando con uno de los mejores atletas que ha dado nuestro país, seré yo quien tenga que viajar a Toledo, teniendo que usar un transporte que me supone tres horas de viaje diarias, comer de mala manera, volver a coger el autobús y, por supuesto, buscarme un trabajo que me permita compaginar todo esto, algo bastante difícil dada mi situación.
Con estas expectativas no sé cómo algunos pretenden que estemos a la altura de los mejores del mundo. Creo que en el corto periodo de tiempo que llevo en mi carrera deportiva he hecho méritos más que de sobra para que se contemple, al menos, la posibilidad de ayudarme económicamente para poder seguir mejorando, además creo que tengo proyección de futuro y, aunque por desgracia en Londres no tendré mi prueba de maratón, soy muy capaz de mejorar muchísimo mi marca de 5.000 m. y mi puesto del Mundial, que por otro lado, todos sabemos con el hándicap que conté. Nunca me ha gustado hablar de mis resultados, pero creía que eran suficientes para que se apostara por mí.
En mis últimos entrenamientos, he vuelto a disfrutar con Fernando de los rodajes a ritmo por el canal que rodea Talavera, con arboledas entrecruzándose a lo largo de todo el camino, con el sonido de los pájaros que con su canto anuncian el buen tiempo, también de días lluviosos y espectaculares donde nos hemos puesto como auténticas sopas, y sin embargo, los kilómetros han resultado de lo más emocionantes; he vuelto a emocionarme en la elíptica de mi casa y a sentir como se me pone el vello de los brazos de punta al mismo tiempo que aumento el ritmo con la música de fondo; he vuelto a tocar la pista y en tan solo tres sesiones me he puesto los clavos y he vuelto a creer en mí, con Fernando estoy seguro de lo mucho que puedo mejorar. Ahora se nos presenta el Campeonato de España y, aunque vamos cortos de entrenamiento, lo vamos a dar todo.
El caso es que, al parecer, sí que valgo para seguir en esto, pero sin ayudas económicas. Así es difícil mantener el altísimo nivel que se pide.
Por suerte, sigo contando con la inestimable ayuda de mi guía, Fernando Rey, de David, de Javi, de Juanan y de una de las personas que más me han ayudado a llegar hasta aquí. En más de una ocasión se me ha pasado por la cabeza dejarlo todo, es muy difícil mantener la motivación ante tantas adversidades.
Creo que ya he encontrado la motivación que me faltaba: en cada entrenamiento, en cada competición, en cada pensamiento de mejora estará presente lo que para mí ha sido y es el alma de ese club. Tengo algo a mi favor y es que cuanto más duro me den y más abajo caiga, más fuerte me hago y con más ganas me levanto.
Seguiré intentándolo con todas mis fuerzas, hasta que no pueda más.
Mi club cubría mis desplazamientos a las competiciones, los gastos que le generaba a mi guía venir a entrenar a mi ciudad tres o cuatro veces a la semana, lo que suponía unos 160 kilómetros por cada viaje, además del material deportivo que necesitaba. Todas estas ayudas se han acabado, por lo que la situación cambia drásticamente. Para empezar, si quiero seguir entrenando con uno de los mejores atletas que ha dado nuestro país, seré yo quien tenga que viajar a Toledo, teniendo que usar un transporte que me supone tres horas de viaje diarias, comer de mala manera, volver a coger el autobús y, por supuesto, buscarme un trabajo que me permita compaginar todo esto, algo bastante difícil dada mi situación.
Con estas expectativas no sé cómo algunos pretenden que estemos a la altura de los mejores del mundo. Creo que en el corto periodo de tiempo que llevo en mi carrera deportiva he hecho méritos más que de sobra para que se contemple, al menos, la posibilidad de ayudarme económicamente para poder seguir mejorando, además creo que tengo proyección de futuro y, aunque por desgracia en Londres no tendré mi prueba de maratón, soy muy capaz de mejorar muchísimo mi marca de 5.000 m. y mi puesto del Mundial, que por otro lado, todos sabemos con el hándicap que conté. Nunca me ha gustado hablar de mis resultados, pero creía que eran suficientes para que se apostara por mí.
En mis últimos entrenamientos, he vuelto a disfrutar con Fernando de los rodajes a ritmo por el canal que rodea Talavera, con arboledas entrecruzándose a lo largo de todo el camino, con el sonido de los pájaros que con su canto anuncian el buen tiempo, también de días lluviosos y espectaculares donde nos hemos puesto como auténticas sopas, y sin embargo, los kilómetros han resultado de lo más emocionantes; he vuelto a emocionarme en la elíptica de mi casa y a sentir como se me pone el vello de los brazos de punta al mismo tiempo que aumento el ritmo con la música de fondo; he vuelto a tocar la pista y en tan solo tres sesiones me he puesto los clavos y he vuelto a creer en mí, con Fernando estoy seguro de lo mucho que puedo mejorar. Ahora se nos presenta el Campeonato de España y, aunque vamos cortos de entrenamiento, lo vamos a dar todo.
El caso es que, al parecer, sí que valgo para seguir en esto, pero sin ayudas económicas. Así es difícil mantener el altísimo nivel que se pide.
Por suerte, sigo contando con la inestimable ayuda de mi guía, Fernando Rey, de David, de Javi, de Juanan y de una de las personas que más me han ayudado a llegar hasta aquí. En más de una ocasión se me ha pasado por la cabeza dejarlo todo, es muy difícil mantener la motivación ante tantas adversidades.
Creo que ya he encontrado la motivación que me faltaba: en cada entrenamiento, en cada competición, en cada pensamiento de mejora estará presente lo que para mí ha sido y es el alma de ese club. Tengo algo a mi favor y es que cuanto más duro me den y más abajo caiga, más fuerte me hago y con más ganas me levanto.
Seguiré intentándolo con todas mis fuerzas, hasta que no pueda más.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)