jueves, 10 de octubre de 2013

Aprendiendo el camino

Siempre lo busqué, siempre lo tuve ahí, siempre con su presencia rondándome la cabeza.

Esperando, haciéndome digno de gozar de su presencia. Ahora por fin, después de más de cuatro años de preparación atlética, ya te tengo cerca. Ya puedo empezar a beber de tu fuente, puedo saludar al alba con el rodaje perfecto, disfrutar de las interminables repeticiones kilométricas en forma de series. Vaciarme poco a poco en las largas tiradas dejándome un resquicio de mi pensamiento para sobreponerme y notar de nuevo el subidón de la carrera, justo después de haber agonizado unos instantes antes.

Puedo escuchar y sentir como mi corazón va ajustando sus ritmos cada día, ralentizándose, bajando su frecuencia, adaptándose a la distancia mítica.

Puedo sentir cada mañana el silencioso grito de mis huesos pidiendo clemencia y al mismo tiempo siento que lo que quieren es justo lo contrario. Deseo de esforzarse de nuevo, toda la maquinaria en perfecta sincronía engrasándose y poniéndose de nuevo a las órdenes de un deseo llamado MARATÓN.

Un día más, una nueva ilusión, mil vivencias en cada kilómetro que recorres con los tuyos.

Gran camino el de los héroes de los 42.195 m.